La enfermedad, desde el punto de vista de la Medicina Tradicional China, es un desequilibrio de nuestra energía, una alteración en el flujo del Qi, un desequilibrio entre el yin y el yang de nuestro organismo.
La enfermedad puede ser el resultado de causas externas o causas internas.
Entre las causas externas tenemos los ataques de las energías perversas, que son el frio, el viento, la humedad, el calor y la sequedad, los accidentes o traumatismos y las causas internas, lo que los chinos denominan las 7 pasiones, es decir, las emociones.

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Las emociones son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos, aunque a veces no seamos conscientes de ellas, ni de las consecuencias que muchas veces ocasionan en nuestro entorno y en nuestra salud.
Tener respuestas emocionales es parte natural de la vida. Todos sentimos a diario diferentes emociones, desde la tristeza a la alegría, la ira, la cólera, etc. El problema surge cuando estas emociones son muy intensas y sostenidas en el tiempo.
Las emociones son estímulos mentales que alteran la circulación del Qi y afectan a nuestra conciencia o Shen, alterando todo nuestro ser.
Existen muchos estudios científicos, como los de la doctora Bárbara Fredickson, centrados específicamente en que las emociones positivas como la alegría, el entusiasmo, la satisfacción, el orgullo o la complacencia poseen efectos en nuestro pensamiento y amplian la acción y la capacidad de las personas para construir recursos físicos, intelectuales, psicológicos y sociales para hacer frente a los momentos de crisis.
Por ello es interesante que prestemos atención a lo que sentimos y como lo sentimos en cada momento de nuestra vida.

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En Medicina Tradicional China se asocia cada emoción a un órgano de nuestro cuerpo, de manera que la ira o las contrariedades afectarían al buen funcionamiento del hígado, el miedo al riñón, la euforia al corazón, la preocupación excesiva afectaría al bazo y la tristeza al pulmón.
Para tener una vida equilibrada tenemos que gestionar nuestras emociones de manera que no afecten de manera negativa a nuestra salud. Esto solo se consigue viviendo el momento, dejando ir todo cuanto ocurrió en el pasado y no adelantándonos al futuro, viviendo el aquí y el ahora, dando importancia a lo que tiene y relativizando nuestra realidad.

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Solo haciéndonos conscientes de que somos los escultores de nuestra vida, como decía el gran Santiago Ramón y Cajal, y que solo nosotros tenemos la última palabra en casi todas las cosas que nos suceden podemos tomar las riendas de nuestra vida y conseguir nuestras metas, nuestros objetivos y vivir una vida plena y equilibrada.
Lo que el corazón quiere sentir la mente acaba mostrándoselo. Solemos confundir nuestro punto de vista con la realidad, por ello tenemos que pensar que el mayor potencial es la CONSCIENCIA.
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